En Suecia se implantan chips subcutáneos
Ulrika Celsing tiene 28 años y es usuaria, desde hace un año, de este chip subcutáneo que le permite ingresar a su oficina, entrar al gimnasio y hasta tomar el tren. Ella asegura que el chip le facilita su vida y que es muy buena la experiencia que está viviendo desde que lo tiene incorporado. Además manifestó que más allá del leve dolor que sintió cuando le insertaron el chip con una jeringa, no siente nada extraño y que no teme por la privacidad de sus datos o de que, por ejemplo, “la vi...