Una medida protectora para un sector abiertamente comprometido.
Muchos representantes populares podrán dormir más tranquilos. Ahora retractarse no traerá inconvenientes ni sinsabores. Habrá libertad para expresarse en las redes sin la preocupación del registro de lo dicho.
No ser escrachado. Esa es la cuestión.
Será suficiente con eliminar lo manifestado y esperar que el tiempo borre la memoria del electorado.
No quedar expuestos públicamente en Twitter. Esto ya es así.
El sitio Politwoops tenía como propósito recopilar las manifestaciones que hacían políticos -que alguna vez fueron publicadas en sus sitios oficiales- y que luego deliberadamente borraron.
Esta base de información exponía ante el mundo a los gobernantes, candidatos políticos, diplomáticos, representantes sindicales, etc. Dejando explícitas sus contradicciones, sus cambios radicales de opinión, sus acuerdos o promesas incumplidas, sus inconsistencias discursivas y los traspiés en disertaciones.
El sitio web sostiene la bandera de la transparencia pública política. Apuntando a los actos y, fundamentalmente, a las expresiones de los políticos.
Para lograrlo recopilan cualquier tipo de publicación que estos hubieran hecho y luego eliminado.
Twitter decidió cerrar las cuentas de Politwoops que contenían esta información. Fueron un total de 31 en distintos lugares del mundo. El antecedente a esta medida masiva ocurrió el pasado junio con el cierre de la cuenta en Estados Unidos.
Los motivos expresados para concretar semejante censura -dijeron desde Twitter- fueron muy meditados.
Concluyeron que las expresiones hechas a través de la red social no tienen porqué ser inalterables, inmutables o irrevocables. Infieren que una forma de expresarse puede ser la de borrar un tuit, y que no hay porqué quitar ese derecho a algunos y a otros no.
Open State Foundation, la organización europea detrás de la transparencia digital en el mundo -coordinadora de Politwoops- reaccionó fuertemente ante el cierre de las cuentas. Aseguran que todos aquellos políticos electos tienen una responsabilidad social por sus expresiones y que, por esa razón, estas deben ser públicas y estar al alcance de todos.
No consideran válida la justificación de la red de microblogging. Sobre todo al poner en un pie de igualdad a la clase política con el resto de los usuarios. No tiene, para la organización, la misma trascendencia si la equivocación es de un ciudadano sin responsabilidad pública, al que nada habrá que reclamar colectivamente si decide borrar con un “dedo” todo lo que dijo.
Las cuentas cerradas en distintos países pertenecen a: Argentina, Suecia, España, Australia, Estonia, Francia, Grecia, India, Canadá, Chile, Croacia, Dinamarca, Portugal, Egipto, Alemania, Holanda, Suiza, Irlanda, Italia, Corea del Sur, Macedonia, Noruega, Bélgica, Reino Unido, Túnez y Turquía.
Que rindan cuentas a sus mandantes permanentemente. Sin poder asegurar que este ha sido el mejor método para esa búsqueda, queda claro que gozan de apoyo popular.
Ya avisaron que buscarán otra forma de conseguir y publicar esos registros.