¿El dinero físico desaparecerá?

La respuesta parece ser claramente: “Sí”. Ya al menos en Dinamarca desde el año 2013, se ha comenzado a implementar esta idea. El Banco Central de ese país no fabrica más monedas ni billetes y ha invertido muchos recursos en sistemas electrónicos. Además, es muy probable que pronto los daneses prohíban el uso del efectivo en tiendas.

En un ambiente tan tecnológico como el que vivimos hoy en día, ¿esto debería sorprendernos?

Como comentábamos, en Dinamarca uno de cada tres ciudadanos utiliza MobilePlay, una aplicación pensada para transferir y recibir dinero desde un dispositivo móvil., También Suecia se suma a esta idea. 

Ahora bien, está claro que esta revolución tecnológica se expandirá por el resto de los países rápidamente y hasta resulta lógico, ¿por qué?

Un primer buen motivo es que se han modificado rotundamente las formas en que escuchamos música, miramos películas, compramos insumos o llamamos a un taxi, entre muchos otros ejemplos. Ahora, todo es tan simple como hacer un click, esto está claro.

Otras razones importantes expuestas por Mario Mello, director general de PayPal AL, es que el pago tradicional lleva a la evasión fiscal, el dinero físico es muy poco higiénico y es menos ecológico que el electrónico (no solo por la contaminación que implica su impresión, sino también por su transporte y el papelerío burocrático necesario que muchas veces contempla).

Respecto a la evasión, se conoce que el gobierno de los Estados Unidos pierde 100 millones de dólares anuales en impuestos por pagos en efectivo no declarados.

Según un estudio efectuado por la asociación de profesionales técnicos más grande del mundo, el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE), tanto el efectivo como las tarjetas se sustituirán por medios de pago a través de dispositivos móviles para el año 2030.

Uno de los desafíos que se encuentran en esta “revolución” es que el 46% de las personas que fueron entrevistadas por el IEEE, manifestó que les preocupa abonar en plataformas móviles por el hecho de que no les resulta seguro tener sus datos en “una nube”, por eventuales ataques piratas. Al restante 33%, les inquieta los pagos no autorizados.

Con más o menos complicaciones y las reticencias que podría llegar a generar estos cambios, parece un camino “one way”, sin retorno.