El auge del comercio electrónico generó el escenario propicio para la aparición de monedas virtuales, que poseen intereses más bajos que las tradicionales tarjetas de crédito. Aunque no tengan un formato físico como los billetes, ya hay más de 150 criptomonedas alrededor del mundo.
Las criptomonedas, o monedas virtuales, están siendo cada vez más elegidas para ser utilizadas como medio de cambio o bien para su atesoramiento como ahorro o especulación, independientemente de que no gocen de la protección legal o marcos jurídicos en muchos de los países que las eligen.
Estas monedas pueden utilizarse solo a través de medios electrónicos ya que no tienen un formato físico y hay más de 150 alrededor del mundo. Algunas de las más elegidas son: Bitcoin, PeerCoin, Ripple, Litecoin, Dogecoin, entre otras. A Continuación te contamos brevemente de qué se trata cada una.
Bitcoin:
Esta moneda, que surgió en el 2008, es una aplicación de internet que permite realizar pagos electrónicos y es la primer divisa complementaria universal disponible en la red. Puede ser dividida en infinitas partes y canjearse de manera muy fácil, ya sea por un bien o servicio o por otras monedas de curso legal a través de una oficina de cambio “on line”. Existe un número limitado de ellas, 21 millones de monedas que pueden dividirse infinitamente.
Bitcoin funciona como una red de pagos sin intermediarios bancarios y reúne en un sistema tres funciones: un protocolo de intercambio en internet, una divisa digital y un registro público de transacciones.
En su diseño hay un complejo mecanismo para garantizar la veracidad de las transacciones y para ello requiere un gran consumo de energía eléctrica. La electricidad que se consume para realizar una sola transacción con Bitcoin equivale a mantener encendidas las luces de 955.535 viviendas en Estados Unidos, durante todo un año.
PeerCoin:
Funciona de manera similar a la Bitcoin, pero está diseñada para que sea más segura y eficaz en el consumo de energía. La seguridad y eficacia energética se logra gracias a un desarrollo innovador llamado Proof of Stake.
Otra característica de esta criptomoneda, a diferencia del Bitcoin, es que se pueden crearse ilimitadamente.
Ripple:
En Ripple cada uno de sus integrantes funciona como si fuese un banco autónomo que puede extender y recibir crédito y hacerlo circular. Es decir que funciona para mover dinero y posee un gran potencial como instrumento facilitador de intercambios. Esta moneda no sustituye al Bitcoin, sino que puede potenciarla y complementarse con ella.
Litecoin:
Litecoin fue creada en el año 2011 y es la segunda criptomoneda más usada después del Bitcoin. Está basada en el anonimato, ya que la identidad de los actores no se conoce. Cada usuario tiene una cartera electrónica en la cual están todas sus monedas.
A diferencia del Bitcoin su red admite 84 millones de Litecoin (4 veces más que el Bitcoin) y tiene una generación de bloques más rápida.
Dogecoin:
Esta moneda virtual creada en el 2013 no tiene límite en su cantidad al igual que PeerCoin. Su tiempo de transferencia y transacción es rápido comparado con el Bitcoin.
Jeremy Bonney, editor de Coindesk (publicación en internet que realiza análisis de monedas virtuales), manifestó ante la BBC Mundo lo siguiente:
"La popularidad y fortaleza de este tipo de monedas se encuentra en la forma en la que operan. Su sistema de producción se apoya en algoritmos matemáticos, lo que las hace muy seguras. También emplean una red inmensa de usuarios, lo que le otorga más transparencia al proceso".