Un flagelo difícil de combatir.
Los falsos perfiles dirigidos por software robots, o creados deliberadamente por personas que los incorporan a las redes para hacer negocio, mueven las agujas de las decisiones comerciales o de la opinión general sobre cualquier tema.
Lo hacen a partir de accionar en bloque los “Me gusta”, sumando “Seguidores” o “Contactos”, participando masivamente en determinados debates, o gestionando marketing de forma clandestina, entre otras.
Las herramientas que sirven en la red para medir el gusto de la gente por determinado producto, artista, música, trabajo, ideología política, popularidad, etc. se ven atacados por paquetes de perfiles falsos que son dirigidos en forma premeditada a abultar determinadas cifras que benefician a quienes adquieren esos fraudulentos servicios.
Nadie puede negar el negocio que importa a las grandes redes sociales la publicidad dirigida, para lo cual resulta fundamental identificar los gustos de sus propios usuarios. Es ahí donde las mediciones cobran peso. Pero existen muchos que, en forma ilegítima, pretenden hacerse de falsa popularidad para atraer adeptos a sus intereses llamando la atención en la red.
Parece ser un buen negocio vender este servicio a la luz de la cantidad que se descubren a diario.
Esta táctica comercial, cada vez más elaborada desde lo tecnológico, se desarrolla en software que logran evitar los controles y la censura. La lucha por defender el negocio y la credibilidad ante los anunciantes pagos está al orden del día.
Muchas veces, para ocultar el accionar, estos proveedores de engaño apelan a incorporar características personalistas en algunas cuentas, sumando fotos de perfil extraídas de la web, inventando datos personales, hasta pueden conseguir amigos mostrando una foto de una mujer bonita. Existe gente que percibe unos centavos por hacer estas tareas.
Las políticas internas de las redes sociales procuran que incorporarse como usuario sea sencillo, esto baja los niveles de seguridad permitiendo que aparezcan estas cuentas falsas mal intencionadas.
Facebook tiene una de cada 100 cuentas falsas, pero Twitter una de cada 20.
Este servicio es fácil de adquirir en la web, a diferentes precios y de diferente forma. El paquete de 100.000 seguidores de Twitter se comercializa desde los 70 dólares, de la misma forma se pueden adquirir "Me gusta" para Instagram y Facebook, o los "Pins" de Pinterest.
Eliminar estas manipulaciones de la información en las redes sociales debe ser un desafío de responsabilidad para toda la web, de lo contrario estas campañas engañosas terminarán decidiendo por nosotros mismos.