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Un dólar al año seguramente es insignificante para cualquiera de los 900 millones de usuarios, nadie protestaría si ese es el costo para obtener el servicio de mensajería más popular del mundo. No obstante la renuncia a ese ingreso hoy es un hecho.
Solo basta multiplicar para darnos cuenta que esos dólares serían importantes para cualquier empresa que no utiliza la publicidad como forma de sostenerse económicamente. ¿Por qué hacerlo?
La respuesta es simple, luego de que la estructura del gigante Facebook cubriera con su “manto” al pujante WhatsApp en 2014 la búsqueda por mantenerse financieramente como empresa pasó al olvido y a sus directivos solo se les encargó mantener a la vanguardia el software de la aplicación.
La masividad que tuvo el producto, sobre todo luego de ser adquirido por Facebook y en tiempos extremadamente cortos, colaboró para que la compañía pueda tomar decisiones de este tipo. Otra muestra de confianza y ejemplo de crecimiento ha sido la incorporación que hizo WhatsApp del servicio de llamados de voz, emprendimiento que logró en solo unos meses superar a Skype de Microsoft.
Apuntar las políticas comerciales a buscar utilidades en otros caminos, eso nos dice entrelíneas este anuncio. La publicidad no es una opción, pero sí quizás cobrar por proveer un servicio de comunicación instantáneo entre empresas y usuarios. Ya hay muchas empresas anotadas para incorporar esta nueva iniciativa del más grande en el rubro.
La independencia que Facebook le ha brindado a WhatsApp para seguir trabajando sobre su plataforma ha sido quizás una de las mejores decisiones, el servicio de mensajería no para de crecer.
Sin publicidad, sin spam, absolutamente gratuito, simple y extremadamente popular. Si a todo eso sumamos actualizaciones permanentes que mejoran la eficiencia y próximos desarrollos como la encriptación, poco es lo que queda a nuestra imaginación para exigirle a un servicio que nos acompaña a diario y cada vez más.
