La moda de los dumbphones llegó para quedarse. Cada vez son más los usuarios que optan por un dispositivo más sencillo, básico, para “desconectarse” un poco y no estar permanentemente pendientes del correo electrónico o de las redes sociales.
Hoy en día, las distintas compañías que comercializan teléfonos inteligentes compiten permanentemente con el avance tecnológico y con presentar el dispositivo más novedoso en diseño y cantidad de prestaciones, que al parecer, no estarían siendo totalmente necesarias para la mayoría de los usuarios.
¿Sensores de luz y movimiento, reconocimiento de voz, identificación de huellas dactilares y seguimiento de rostro? ¿Qué tan necesarias son estas características?
Por ello, los dispositivos reconocidos como “teléfonos tontos” están resurgiendo de sus cenizas y disfrutando de una notable salud. En Japón, por ejemplo, se registró un crecimiento interanual en ventas de este tipo de dispositivos cercano al 6%, lo que indicaría que cada día son más los usuarios que se inclinan por abandonar los teléfonos sofisticados y adoptar uno más sencillo.
Para interpretar mejor esta realidad, es necesario aclarar lo que se entiende exactamente por “dumbphone”. Se trata de un tipo de móvil empleado en generaciones anteriores, que cuenta con una estructura en el que se comparte una pantalla y un teclado físico. El mismo, se mantuvo con vida en estos años gracias a un fiel número de usuarios que supieron apreciar sus puntos favorables y desearon continuar con la cabeza alta, mirando el rostro del resto de la gente.
El primero de los tres beneficios principales de este tipos de aparatos, es una batería que puede durar toda una semana, el segundo un precio muy económico y por último, la escasa probabilidad de que el teléfono deje de funcionar en caso de que se caiga.
Si por ejemplo nos centramos en el propietario de uno de los último lanzamiento de iPhone o Samsumg, respecto de un usuario de un dumbphone, el primero seguro compró un smartphone de mucho valor, el cual necesita ser cargado diariamente y resguardado para que no se caiga, ya que si eso sucede se perdería aproximadamente el 40% de lo invertido al momento de la compra.
Paralelamente, el usuario que ha adquirido un teléfono tonto, pagó menos de un cuarto del precio del smartphone, la batería le durará varios días con una sola carga y si por accidente que se le cae de las manos, una raspadura en la carcaza puede ser lo máximo que lamente.
Si se habla de una firma que nunca dejó de lado esta tipología de aparatos es Microsoft. Uno de sus últimos dispositivos lanzados es el Nokia 215, con un formato tipo “vintage”. Las prestaciones del mismo son una cámara de 0,3 megapíxeles, pantalla de 2,4 pulgadas y conectividad 2,5G. Además, cuenta con Bluetooth y un LED frontal que hace también de linterna. Todo, por un precio de mercado muy accesible y económico.
Más allá de las críticas recibidas por su falta de tecnología, el 215 compensa a sus compradores con ventajas que ningún iPhone o Galaxy son capaces de brindar: batería que dura muchos días con una sola carga y el ser inmutable a las caídas.
Desde Microsoft manifiestan, que uno de los principales motivos por los que se optó hacer renacer este formato, fue para atender a un enorme grupo de usuarios que realmente no necesitan un móvil sofisticado, por el contrario, buscan algo básico.
Claramente queda de manifiesto que con un dispositivo avanzado y moderno, se puede hacer mucho más que uno sencillo, pero la tecnología de hoy, quizás para algunos, ya exagera y no es tan necesaria. ¿Qué opinas?