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La firma es la representación de nuestra voluntad escrita, es nuestra señal de aval, nuestra impronta que se refleja en un texto dándole identidad y sentido a una expresión, para nosotros y para nuestro receptor.
Semejante contenido no puede dejarse de lado en nuestras comunicaciones, en nuestros productos, en nuestro arte, porque es el sello que grafica la intención de hacernos cargo de nosotros mismos ante los demás.
La tecnología en las comunicaciones escritas le da un lugar a la rúbrica. Claro que el desafío sigue siendo establecer cada vez mayor proximidad entre la herramienta y la absoluta pertenencia al suscriptor.
Muy cerca estamos, ya que en muchos ámbitos estructuralmente formales (administrativos, judiciales, empresariales, etc.) se llega a considerar, convencional y realmente, a la signatura de un correo personal u oficial como propiedad ineludible, e indubitable, del titular de la cuenta.
Informalmente personalizar nuestro correo, de la misma forma en que podemos hacerlo con aplicaciones, redes sociales y dispositivos, nos da la posibilidad de “decir” sobre nosotros mismos, en definitiva: expresarnos.
En muy poco tiempo tendremos Windows 10, y también la versión para el smartphone, el camino para establecer la firma para nuestra cuenta de Hotmail (ahora Outlook) será el siguiente:
En la aplicación Outlook de correo, deberemos dirigirnos al menú “Configuración” y luego ingresar a “Opciones”, seleccionar allí el ícono del engranaje. En la pantalla siguiente habrá que ir hacia la opción “Firma”, que una vez habilitada, permitirá escribir la signatura que deseemos.
Podremos establecer más de una firma si es que no queremos utilizar siempre la misma, o si pretendemos cambiarla según el receptor del mail, o el cambio se justifica por la seriedad del mensaje, etc, etc. Nuestro correo Hotmail/Outlook nos permitirá optar, a la hora del envío, por alguna de las diferentes firmas que predeterminemos.
Ya estamos preparados entonces para personalizar nuestras comunicaciones en el nuevo Windows 10 que se nos viene.
