El virus Stuxnet penetró la seguridad de una central nuclear y ejecutó un ataque digno de una película hollywoodense, marcando un hito en la historia de la seguridad informática.
Todo era desconcierto cuando en enero de 2012 los inspectores de la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) durante una visita en una planta nuclear en Natanz (Irán), notaron que las máquinas centrifugadoras utilizadas durante el proceso de enriquecimiento de uranio fallaban en forma inexplicable. El fenómeno se repitió algunos meses después, y los expertos locales descubrieron la causa: un virus informático.
El virus conocido actualmente como Stuxnet se apoderó, como un depredador sanguinario, de mil máquinas que participaban activamente en la producción de materiales nucleares y les dio una clara y concisa instrucción: autodestruirse. Stuxnet posee un código altamente avanzado que fue desarrollado con propósitos netamente bélicos.
El gusano informático logró dañar físicamente mil máquinas siguiendo una simple secuencia:
Para poder actuar en las sombras como un verdadero espía, el virus utilizó una firma digital para camuflarse como una aplicación legítima. Pero la historia no acaba allí. Stuxnet infectó las máquinas centrifugadoras y permaneció en “stand by” durante casi un mes, como un león agazapado entre los maizales de una pradera, esperando que alguna de sus futuras presas se aleje de la manada y quede expuesta. Durante ese mes de espera, el virus recolectó información del sistema funcionando normalmente y registró todos los datos generados. Finalmente cuando llevó adelante el ataque, el virus reprodujo los datos grabados del funcionamiento normal, e hizo que la falla no pudiera ser detectada por los expertos de la fábrica. Incluso, Stuxnet anuló los propios mecanismos de defensa de las máquinas centrifugadoras, tanto automáticos como manuales.
Hasta el momento nadie se ha adjudicado el ataque, y los investigadores se encuentran atónitos ante la precisión letal de la intromisión. La empresa Symantec asegura que para poder programar un virus de esta característica se necesitan al menos entre 5 y 10 expertos trabajando durante un periodo superior a los 6 meses.
La humanidad ha sido testigo de un hito en la historia de los ataques cibernéticos. Las consecuencias futuras de actos como el analizado son impredecibles. Sólo de una cosa podemos estar seguros, ya nada será como antes en materia de seguridad informática.