El fundador de Facebook dona todo su patrimonio a causas que promueven el desarrollo del potencial humano y la igualdad entre las personas, el reciente nacimiento de su primera hija ha disparado una decisión que pretende inspirar a muchos a comprometerse con causas que buscan el bien común.
Elegir con libertad sobre nuestro propio futuro. Una posibilidad que no todos en este planeta tenemos por igual.
Estas decisiones suelen estar supeditadas a las verdaderas oportunidades que nos tocó en suerte tener al nacer, me refiero a aquellos límites condicionantes como los económicos, el acceso a la educación, a la salud, etc. muros de realidad que suelen dejarnos muchas veces en el umbral de nuestros sueños más pretenciosos.
Mark Zuckerberg, el creador y CEO de Facebook, se cuenta entre aquellos que, en principio, no necesitan cubrir necesidad o carencia económica, de educación o de salud alguna (la revista Forbes lo lista en el número 16 entre los más ricos del planeta con 46.800 millones de dólares en su patrimonio) por lo que podría decirse con absoluta seguridad que, sin condicionantes, sus elecciones de vida gozan de absoluta libertad.
Zuckerberg, ha decidido donar su inmensa fortuna -las acciones de su empresa- a una fundación que tendrá por objeto “avanzar en el potencial humano y promover la igualdad del ser humano”, para ello promoverá “el aprendizaje personalizado, la cura de enfermedades, conectar a la gente y construir comunidades fuertes”, según las palabras que escribió el propio Zuckerberg en su perfil de Facebook. La fundación será manejada por el millonario y su esposa, la médica pediatra Priscilla Chan, quienes contarán con el apoyo y experiencia en el rubro de su amigo Bill Gates, entre otros.
Los hijos sensibilizan hasta las fibras más íntimas de cualquier padre, la hija del dueño de la red social más grande del mundo – la recién nacida Max Chan Zuckerberg- seguramente no ha sido la excepción para sus famosos padres. En este caso no solo ha sido felicidad lo que produjo sino reflexión y agradecimiento en su progenitor que, pensando en las generaciones futuras, busca metas a largo plazo para un desarrollo igualitario entre los habitantes del mundo.
Estas acciones no son una novedad en esta joven pareja quienes ya han hecho millonarios aportes económicos a diferentes causas, entre ellas la lucha contra el virus del ébola, la promoción de proyectos educativos en San Francisco, contribuciones al hospital público de la misma ciudad o la donación de cien millones de dólares al sistema educativo de New Jersey.
“El pensamiento a corto plazo no permite resolver lo que de verdad importa” ha dicho textualmente quien en acciones concretas demuestra lo que siente.
Por otro lado Zuckerberg ha garantizado que no habrá consecuencias para Facebook ni sus inversores, anunciando que se llegará al traspaso de los 45.000 millones de dólares en forma progresiva y que en los próximos tres años se sacaran mil millones por año que no generarán ningún impacto al funcionamiento de la empresa.
Dos jóvenes, 30 y 31 años, multimillonarios, con el poder de influenciar a millones de personas a través de su propia creación (Facebook), dos personas con todas las posibilidades de resolver qué hacer de su patrimonio y de su vida sin comprometer su seguridad y estabilidad. Pero también dos padres sensibilizados por la suerte de las nuevas generaciones, dos humanos que toman una gran decisión envuelta en un enorme compromiso social.
Dos que sienten y prefieren ayudar a quienes no pueden elegir con la misma libertad sobre su futuro.