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El gran furor de los drones ha motivado el desarrollo de nuevos avances y aplicaciones de estos vehículos aéreos. A tal punto, que ingenieros del laboratorio de física aplicada de la Universidad John Hopkins, en Estados Unidos, han destinado importantes recursos para la creación de un dron que funciona en el aire y bajo el agua.
El dron lleva el nombre de Cracuns, por sus siglas en inglés "Corrosion Resistant Aerial Covert Unmanned Nautical System".
Este nuevo dispositivo sumergible fue construido utilizando una impresora 3D, con materiales de bajo costo y resistentes a la erosión del agua y la sal. Además, su estructura se encuentra sellada herméticamente en sus componentes más sensibles para que no sean dañados por el óxido.
Este prototipo todoterreno puede permanecer sumergido, sin incurrir en daños severos, hasta un período de dos meses en aguas saladas y en aguas dulces se estima que el tiempo de permanencia es superior, ya que la erosión es menor.
El dispositivo es capaz de despegar desde una base submarina fija o móvil, como un submarino por ejemplo, y ser manejado bajo el agua hasta que sea necesario su despegue aéreo, siendo controlado a la distancia como el resto de los vehículos de este tipo.
Cracuns tiene un gran atractivo no sólo para los aficionados a estas tecnologías, ya que posee un importante potencial para ser utilizado en investigaciones ambientales, particularmente en situaciones climáticas extremas o de riesgo elevado, en misiones de rescates o en aplicaciones militares.
Este último motivo fue uno de los objetivos principales de su creación y desarrollo, al poder ser empleado para el espionaje o para cargar con explosivos para ser detonados en el momento deseado.
Según lo indica el director del laboratorio Jason Estípites, Cracuns ha cumplido ampliamente con los requerimientos de sus patrocinadores, ni más ni menos que el Pentágono de los Estados Unidos, y será lanzado al mercado próximamente para cualquier persona que lo desee adquirir.
Fuente imagen: Alfonso González
