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Nadie puede negar que YouTube está creciendo en forma cuasi exponencial, un comportamiento de un típico pionero exitoso que ha sabido como mantenerse en la cresta de la ola. Basta con observar el número de visitas de los videos denominados "virales", que rondan los cientos e incluso los miles de millones de reproducciones (el baile del "caballito" del cantante coreano Psy ya va por los 2.500 millones de vistas). Un ejemplo actual es el del usuario PewDiePie, cuyos videos en conjunto ya han sido vistos más de 10.000 millones de veces (el planeta Tierra tiene alrededor de 7.000 millones de personas).
El actual padre de YouTube, Alphabet (el nuevo nombre de Google, a partir de agosto de 2015), nunca ha desglosado en sus resultados trimestrales el impacto del servicio multimedia, pero se estima que entre 2013 y 2014 hubo un incremento de alrededor del 60% en el número total de visitas, algo realmente sorprendente si se compara contra la caída general en popularidad de la televisión tradicional (algunos expertos hablan de una caída de casi 24% en los últimos 4 años).
Resulta casi imposible no incluir en esta historia a Netflix, el gigante estadounidense de streaming, que vio sus acciones crecer un 141% en 2015 y que aparece como un competidor inminente para YouTube. A pesar de ello, Netflix obtuvo resultados en 2015 cercanos a los 6.800 millones de dólares, mientras que YouTube, que goza con casi 15 veces más usuarios, facturó casi 9.000 millones de dólares. Se estima que en 2020 el negocio podría facturar unos 28.000 millones de dólares al año.
Pero no todo es fácil en el camino de un líder como YouTube. Existe un competidor muy fuerte en el camino: Facebook. Facebook hizo durante 2015 del vídeo una prioridad, hecho que se manifiestó en la duplicación de la cantidad de reproducciones a 8.000 millones al día. En este sentido, ha alcanzado a la plataforma de Alphabet, y Facebook cuenta con una gran ventaja competitiva: la base de datos de sus usuarios. Sin embargo, existe una trampa en el número anteriormente mencionado, y es que Facebook considera como reproducción aquella visualización que supera los 3 segundos, un número que fácilmente se puede alcanzar con reproducciones no intencionales (por ejemplo, deslizando el cursor sobre un vídeo durante más de 3 segundos, sin querer realmente reproducirlo).
El campo de batalla está tomando forma, y los próximos años premiarán posiblemente a sólo una de estas empresas.
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